Airbnb presentó Trips: hacia la agencia de viajes global

Trips de Airbnb La semana pasada, Airbnb presentó formalmente su nuevo desarrollo, Trips, en Buenos Aires. Para eso viajaron hasta aquí Chris Lehane, líder global de políticas públicas de la compañía, y Jordi Torres-Mallol, el director regional de América latina. También estuvo Martín Waserman, un ex ejecutivo de Facebook y Google que desde agosto pasado es el primer empleado de Airbnb en Argentina. Está encargado de liderar la estrategia de políticas públicas de las compañía para la Sudamérica hispanoparlante.

Ya desde la gacetilla que anunciaba el evento se decía que Trips es «la novedad más importante de Airbnb en sus ocho años de historia». Tal como habíamos adelantado en el balance 2016, el gran salto de la compañía es el que va del alojamiento a los tours, y de allí, en breve, a cualquier otro vertical del turismo (o, si se quiere, del ocio, la cultura y hasta la vida).  Tras años de negar los rumores, Airbnb finalmente se expande a otros rubros -y se almuerza de un bocado a competidores más chicos, como Vayable o Trip4real, que instalaron mucho antes el concepto de tours guiados p2p-. Así presenta Trips, que se define como «una plataforma de viajes».

Por ahora el cambio comienza con Experiences, un catálogo de tours brindados por locales, pero nada indica que no vayan a ofrecer otros servicios en breve. De hecho,la presentación de Trips planteaba cuatro preguntas eje: «¿Cómo llegás hasta allá? ¿Dónde te quedás? ¿Con quién pasás el tiempo? ¿Qué hacés?». Lehane habló de reservas de restaurantes (hola Restorando), de encuentros, de audioguías y de guías escritas por los propios anfitriones locales. Todo esto está todavía en etapa de incubación; Experiences por ahora está disponible solo en 19 ciudades. Planean incluir a Buenos Aires recién en noviembre.

Al terminar el evento, uno de los asistentes esperó a Jordi Torres-Mallol, se presentó como periodista de la revista Lonely Planet y con toda humildad le dejó una tarjeta con la intención de «colaborar». Torres-Mallol sonrió con educación. ¿Quién necesita a una productora de contenidos cuando decenas de miles aportan contenido específico gratis?

El que tiene la comunidad hace lo que quiere

Airbnb está en excelentes condiciones para disrumpir la industria de los tours, los traslados, la gastronomía y cualquier otro servicio asociado al turismo. En la presentación, Chris Lehane dio impactantes números del negocio global -algo que antes la compañía mostraba a cuentagotas-. Los arribos globales se multiplican de manera espectacular de año a año. En 2016 fueron 80 millones, el doble que en 2015. En 2015 fueron 2,5 veces el número de 2014. Y en 2014 casi triplicaron la cantidad de 2013. En tres años, el movimiento se multiplicó por 13: de 6 a 80 millones.

En Argentina, la cantidad de alojamientos ofrecidos por Airbnb creció un 67% de 2015 a 2016, de 13.000 a 21.000 espacios. Más de un tercio, 7400, están en Buenos Aires, y en 2016 recibieron 156.000 llegadas. El país en general recibió 257.000 llegadas, y a su vez aportó a otros alojamientos de Airbnb en el exterior 582.000, más del doble.

Chris Lehane se refirió también a la «propuesta de valor social» de Airbnb: democratizar los viajes, las ganancias e incluso el capitalismo. En este punto, aseguró que el 97% del precio posteado en la plataforma queda para los anfitriones. Y mostró un mapa de los alojamientos ofrecidos por la plataforma en Buenos Aires versus los hoteles, para apoyar un argumento histórico: que el dinero que los turistas gastan se «derrama» hacia barrios no tradicionalmente turísticos, desconcentrando así las ganancias.

Una crítica central a Airbnb había sido siempre que solo hacía más ricos a los que poseían un inmueble, es decir, a los ya ricos en términos globables. Trips abre la puerta a la participación de «experience hosts», es decir anfitriones de experiencias: guías de turismo amateurs. Inscribirse no requiere más capital que algún conocimiento específico sobre lo que se va a mostrar.

Compromisos en políticas

Lehane habló de tres compromisos centrales con las ciudades: compartir los datos, ayudar a desarrollar políticas adecuadas y tributar impuestos de forma legal. Son tres propuestas importantes; sin embargo, a la hora de la repregunta -que llegó más tarde, y no con él sino con Jordi Torres-Mallol- las respuestas fueron vagas.

Aparentemente, ese compromiso es por ahora más una carta de intención que una realidad comprobable en América latina. Airbnb tomó como política oficial el buscar negociaciones para adecuarse a derecho -o para adecuar el derecho a ellos- en cada jurisdicción a la que lleguen, trabajando con las autoridades locales cada caso específico. Un ejemplo es el acuerdo alcanzado en la ciudad de Londres, donde la compañía se comprometió a regular desde la plataforma la cantidad de días por año en que cada anfritrión podría alquilar su casa para mantenerse dentro de la ley.

Precisamente esa será la tarea de Martín Waserman, el «primer contratado» de Airbnb en Buenos Aires: trabajar junto a las autoridades locales para ver cómo desarrollar marcos normativos que permitan «blanquear» a la plataforma, y cobrar impuestos a los anfitriones de manera atinada. Por ahora, parece que la relación entre las partes es buena. Apenas un rato después de la presentación de Airbnb, Chris Lehane dio una charla sobre economía colaborativa en el lanzamiento del proyecto de Desarollo de Economía Colaborativa en ciudades que comparten el Programa de Ciudades de CIPPEC, el BID-FOMIN y el Ministerio de Producción de la Nación.

Martín Waserman, el «primer contratado» de Airbnb Argentina, junto a Jordi Torres-Mallol, director para América latina.

Externalidades

En cuanto al compromiso de compartir los datos… es un poco lábil. Según Torres-Mallol, «se está trabajando con las ciudades a ver qué datos vamos a compartir y cómo». Y por cierto, los datos se abren -eventualmente- a «las ciudades», es decir a sus gobiernos. Estamos lejos todavía de compartir los datos con las comunidades. Como buen ícono de la sharing economy, Airbnb no posee propiedades; los datos son el verdadero capital de la compañía.

¿Y qué pasa con la gentrificación, otra de las grandes críticas a Airbnb? El argumento es que la plataforma alienta la especulación inmobiliaria, hace subir los precios de las propiedades en función de su «valor de alquiler temporario» y perjudica entonces a los vecinos de menores recursos, que ya no pueden pagar las rentas de sus viviendas y se ven expulsados de la zona. La respuesta de Jordi Torres-Mallol es que «estamos trabajando para combatir las externalidades», en abstracto.

Airbnb lleva años trabajando su comunicación pública de forma opuesta a la de Uber, señalando siempre su compromiso con las comunidades locales. Eso no la hace menos gigante global, pero sí la hace más amable. Capitalismo de plataforma con buenos modales y voluntad de diálogo.

En breve, la entrevista completa con Jordi Torres-Mallol acerca de cómo implementar las políticas de transparencia, respeto a las regulaciones y pago de impuestos en América latina.

 

 

 

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