Entrevista a Gunter Pauli: «Es importante mostrar que lo diferente es posible»

Gunter Pauli

Una versión anterior de esta nota fue publicada en la revista Noticias.

Gunter Pauli es un emprendedor belga que revolucionó el campo de la sustentabilidad con su concepto de blue economy: una economía basada en extraer valor de los desechos, para lograr un equilibrio verdaderamente sustentable. Desde la Fundación Zeri (Zero Emissions Research and Initiatives) impulsa, apoya y difunde emprendimientos sustentables en todo el mundo. Hace unos días visitó Buenos Aires y abrió el encuentro Sustainable Brands BA, donde más de 1000 personas se reunieron para discutir el rol y la responsabilidad de las empresas ante la crisis ambiental y social. Allí, sobre el escenario, fue directo: “Contaminar menos es contaminar; robar menos es robar”. Después tuvimos el gusto de conversar con él. Por la tarde, se entrevistó con el presidente Mauricio Macri y le recomendó que abandonara el modelo sojero.

¿Cómo hacer para evitar el “greenwashing”, el lavado de imagen, cuando las empresas vienen a contar cómo es apenas menos malo lo que hacen?

El problema es qe no se puede evitar, y no hay que intentarlo. El ser humano es inteligente, hoy tiene un concepto del branding completamente diferente. Antes la empresa tenía la capacidad de lavar nuestro cerebro, de inspirarnos para pensar de una u otra manera; ya no más. Hay una inteligencia del consumidor que está en su corazón; una vez que el consumidor ha logrado sentir al otro -ya no pensarlo-, no hay vuelta atrás. Yo lo veo en la próxima generación, que ya no acepta más; y no es que estén negativos, es que están buscando algo que les responda a ellos. Y claro que de vez en cuando necesitas a alguien que les recuerde que robar menos es robar, que contaminar menos es contaminar. Y tenemos que destacar la importancia de la ética en todo esto. Hoy todo el mundo vive con la doble moral. Y si todo el mundo lo hace, no te sientes mal. Pero si de pronto te encuentras con una o dos personas que no aceptan la doble moral, que muestran que hay una manera de hacer las cosas diferente…

Los pañales pueden ofrecerse gratis, si se hacen con un material reciclable como el bambú, y producir árboles con manzanas con ellos. Un joven que tiene diez o quince años, que está soñando su carrera, ¿crees que está soñando con fabricar pañales con celulosa genéticamente manipulada, que genera el 6% de residuos de la ciudad? ¿Crees que piensa que ese es su futuro? No. Una vez que sabe que hay otra manera de hacerlo, busca la forma de hacerlo. Esto es lo importante. Yo no quiero hacer la crítica de lo que no va bien. Yo no quiero poner el dedo en el greenwashing. ¡Lo que yo quiero hacer es dar un portafolio de oportunidades que nos permitan dejar esto como algo del pasado! Ya tenemos nueva generación que sí tiene la conciencia, y la inteligencia, y no más la ignorancia. Porque la mayoría de la gente que está haciendo el greenwashing creen que están haciendo bien, porque hacer menos mal es hacer algo bueno. Yo les pego en la cara, “¡pero por favor, despiértense ahora!”. Lo más importante es mantener el espíritu positivo: demostrar que sí se puede hacer las cosas de un modo completamente diferente.

¿Y cómo se hace?

Necesitamos mantener una independencia que genere claridad sobre la brecha entre lo posible y donde estamos hoy. Y esta brecha tiene que estar clara, porque está llena de oportunidades. Cuando la gente ha saboreado lo que es posible por este lado, dar un pequeño paso para contaminar un poco menos ya no da satisfacción. En conferencias como esta, yo sé que cambio la vida de la gente.

¿Has visto ese impacto en empresas grandes?

Sí, claro, en importantes ejecutivos. La mayoría tiene que retirarse de la empresa. Es difícil hacerlo adentro de la empresa. Pero nosotros ya movilizamos 4000 millones de dólares para las inversiones en nuestros proyectos. No lo movilizamos de una banca ni de un fondo de inversión, sino de lo que se llama “family offices”: oficinas de familias que tienen facilidades financieras y que quieren dejar un legado, y que no son capitanes de la industria. Eso es muy importante; necesitamos que la gente piense en legado; cuál es la diferencia que dejo en esta tierra. Eso es mucho más rico que pensar en el flujo de caja de los próximos tres meses.

¿Por qué a los directivos de las grandes empresas, digamos pañaleras, no se les ocurre querer dejar este legado?

En las empresas pañaleras, yo reconozco que no pueden dejar este negocio, porque el flujo de caja es muy bueno. Han logrado que el pañal se utilice durante tres o cuatro años, no solamente un año, es decir que es una bonanza para ellos. Pero también lo que necesito es destacar al público en general, la gente, especialmente la gente humilde que no tiene estas posibilidades, que este pañal tiene la capacidad de dar frutas gratis por el resto de la vida. Y este es el sueño, esta es la visión, toca a la gente en su corazón, y no tienen que racionalizarlo en un plan de negocios. Yo tengo seis hijos, ¡la simiente de un hijo es una maravilla! ¡Es extraordinario! Y cuando tienes a tu hijo, te imaginas todo de la vida de este niño o niña. Y entonces es el momento de pensar: yo quiero algo diferente. ¿Quién no quiere algo diferente, mejor, para sus hijos? Nosotros tenemos que repensar la maravilla de vida que hay en esta tierra. ¿Qué tienen que ver un pañal con una manzana? A primera vista nada, pero cuando lo explico en cuatro minutos, todo el mundo lo ve. Yo les explico a los niños de cuatro años lo que puede pasar con sus pañales, y están fascinados.

¿Cómo pasar de esa visión fascinante a una práctica real?

Inspirar gente para que lo hagan. La única manera es inspirar gente que dice “basta, lo hago”. No gente que dice “basta, me retiro, voy a hacer un plan de negocios para buscar financiación de un fondo”. Ellos van a fracasar. Pero la gente que dice “basta, lo hago”, lo hace. Y para esa gente, nuestra organización tiene elementos para facilitarles el proceso, para que no tengan que inventar todo. Que sí se puede hacer con bambú, y que Argentina sí tiene bambú en el norte; es un bambú con buena capacidad de absorción; algo que sí puedo procesar mecánicamente, y podemos hacer carbón vegetal de bambú; estos hornos sí ya existen, ya los montamos, en Colombia; en este momento, cuando alguien se autoseleccionó -porque yo no selecciono a nadie, en este caso facilitamos todas las tomas de decisión para que se arranque. En el caso de los pañales de bambú, con cien bebés el negocio ya se hace. Con mil familias, ya tienes una pequeña fábrica. Ya puedes tener en cuenta el suministro de qué material, dónde lo consigues, a qué precio. Y cuando se vende el arbolito que te da una manzana a dos o tres años, nosotros esto ya lo tenemos trabajado, por eso lo tenemos todo open source. Compartimos, porque este negocio es para compartir.

¿Y en Latinoamérica, qué desarrolla la Fundación?

En Colombia: la regeneración del bosque tropical húmedo de Las Gaviotas, en el Vichada, 8000 hectáreas, donde hicimos distribución de agua y bicicletas gratis; es un proyecto realizado, muy conocido. El proyecto de bambú, de construcción con guagua, en Ecuador, Brasil y Colombia. En México tenemos el proyecto del pan, un pan con más nutrición a menor costo, con la integración de las semillas de la cáscara de fruta en el pan.

¿Cómo se hace para iniciar uno de estos proyectos?

La gente tiene que venir con mucho entusiasmo, y trabajamos. Lo más importante es el emprendedor. El emprendedor no puede tener experiencia ni plata. Si tiene experiencia o plata, ya está corrompido. Nosotros necesitamos gente que sean librepensadores, muy libres. Y estos son rebeldes, son gente que está dispuesta a luchar y que no acepta un no. Son perseverantes; más carácter que formación. Nosotros los ayudamos desde la Fundación.  Yo no soy la persona adecuada porque soy demasiado móvil pero tenemos 38 puntos de contacto en el mundo y hacemos un contacto directo, con la persona que ya ha realizado el proyecto o que puede ayudar. Si es algo nuevo, nosotros probablemente nos implicamos directamente. Tenemos 850 personas trabajan en la implementación, y 3000 personas en investigación. Y emprendedores, 3000 solamente en la finca de hongo con café, 11 fábricas de material de construcción con vidrio, 8 fábricas de extracto de cáscara de cítricos para hacer detergente… Nuestros papeles son muy diversos, de vez en cuando somos el motor que inicia, de vez en cuando soy la mosca en la pared, que aprende.

¿Cuál es el rol de las instancias de gobierno en esta transición?

Lo más importante para los gobiernos es que se den cuenta de que sí, esto es posible. Es decir que cuando tú decides como gobernante, siempre tienes que tener en cuenta un balance, porque hay muchos intereses. Pero debe tener una visión clara de lo posible; de lo posible con su comunidad, no con los inversionistas norteamericanos o chinos. Un gobernante fue elegido por la gente, y por eso está al servicio de la gente. Ayer estuve un buen rato con la joven diputada Natalia Percini, 30 años, recién elegida, y me decía “¿todo esto es posible?” ¡Sí! Y ahora que ella lo ve posible va a mover todo para lograrlo. Yo no digo “esto es malo”, “esto no se puede hacer”. No no, ¡todo esto es posible! Imagínate una política que por cada 5 millones de botellas de vidrio, se pone una fábrica chiquita para reciclarlo, en el centro de la ciudad. ¿Aquí no tienen basureros? ¿Aquí no tienen un problema energético? ¿Aquí no se necesita empleo? Pues aquí, sí, aquí. ¿Cuánto tiempo se necesita para decidir que con los primeros cinco millones de botellas hacemos una fábrica? Nosotros en un año y medio hicimos cinco fábricas en Europa. ¿Y ustedes? Porque se autofinancian: es más barato y mejor que el concreto.

¿De qué hablará con el presidente Macri?

Lo mejor que puedo hacer es compartir algunos casos concretos; el político tiene que saber lo que es posible. Creo que es importante compartir la inversión que tenemos alrededor de alimento para ganado, que no es la soja. Yo tengo que decirle al señor presidente, qué pena con usted, la soja no tiene futuro. No es porque sea mala; no es porque estoy en contra de los transgénicos. Porque yo soy un operador del mercado y estoy produciendo, y a 72 mil toneladas solamente para Cerdeña, con el desecho de nuestro cardo, donde ya hicimos extracción de todos los bioquímicos, lo que me queda es alimento para ganado. Lo puedo ofrecer a la mitad del precio de la soja. ¿Usted quiere meter más soja? Bueno. Bueno. Le deseamos éxito. Pero no piense que para la Argentina es el futuro.

También quiero compartirle todo el problema de la minería, y la alternativa del papel piedra: que podemos cambiar toda la lógica de la planta de producción de papel con una planta que no consuma agua, que limpia todo el entorno de una mina. Nunca vas a llegar a tener descontaminación de los ríos si no hay valor agregado. Si es un costo adicional, las empresas van a rechazarlo, y van a luchar en contra. Pero si es con un valor agregado, que gana tanto dinero con el papel como con el oro o la plata, estarán, espero, interesados en hacerlo.

¿El papel piedra permitiría tener una minería virtuosa?

Yo lo comparo con la cirugía. A nadie le gusta una cirugía; pero de vez en cuando, si tienes apendicitis, mejor que pases por una cirugía, y que sea chiquito, no? Esta es la misma lógica que necesitamos para la minería: que se convierta en cirugía. Porque nuestra sociedad moderna no funciona sin minería. Necesitamos estos materiales, pero, por favor, hagámoslo como si fuera una cirugía.

¿Por qué cree que las grandes mineras del mundo no lo hacen todavía?

Ya estamos. Ya estoy con la tercera más grande, AngloGold Ashanti. Ya hay decisión de la junta, de que sí quieren meterse en esto. Ya se despiertan. El problema es que no es su negocio: un minero no es un papelero. Es la lógica del empresario: que yo tengo que enfocarme en mi negocio, que es oro, no papel. Tengo que hacer la argumentación en base a la ganancia y el balance. Estoy hablando de la oportunidad de corregir la debilidad de su balance. Y de su cotización en la bolsa, porque ya perdieron el 75% de su valor. Así tenemos que hablar. Tengo que ser un camaleón, cambiar de color. De corazón y de ética soy el mismo, pero tenemos que tener los argumentos que motiven a la industria a cambiar.

 

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