Delicioso San Valentín reparador

Delicioso San Valentín reparador

¿Qué tenés que hacer este 14 de febrero? Cae domingo y la idea, otra vez, es celebrar el amor. Pero nada de discriminar a los solteros. Arriba los corazones, de a uno, de a dos o en banda. En Buenos Aires fluye el amor a los frutos de la tierra y la creatividad humana, a la comunidad y el trabajo en equipo, y se cristaliza en un programa doble.

#Discolove: Disco Sopa de San Valentín

Desde las 11, los discocineros de Disco Sopa Argentina van a estar rescatando con amorosa dedicación verduras de corazón sabroso que no merecen ser juzgadas por su aspecto. Esta ya es la quinta Disco Sopa en Buenos Aires; es un evento festivo para luchar contra el despilfarro de alimentos, comer y divertirse. El trabajo empieza uno o dos días antes, buscando en las verdulerías la mercadería descartada pero comestible; después se lleva al lugar del encuentro y se preparan en equipo sopas, jugos y ensaladas al ritmo de la música. En paralelo, se abre el micrófono a los artistas que quieran acompañar con música. La comida se comparte entre todos de forma completamente gratuita.

Esta vez, el #Discolove brotará en Multiespacio Pasco, en San Cristóbal. ¿Querés participar aportando verduras, cocinando, cantando, tocando el ukelele, comiendo? Anotate acá para conseguir la dirección exacta. Y llevá pelapapas, o cuchillo, o al menos una taza para tomar la sopa.

La Disco Sopa suele durar hasta bien entrada la tarde. Después, panza contenta y corazón lleno, vale la pena completar el programa de San Valentín con una visita al Club de Reparadores. Este evento itinerante de amor total por las cosas con historia celebra su tercera edición en el bello Club Cultural Matienzo, allá donde Villa Crespo le para el carro a Palermo.

Club de Reparadores, 3era edición

El Club de Reparadores es una cita a ciegas entre gente con cosas rotas y ganas de aprender a arreglarlas, y gente con herramientas, talentos reparatorios y ganas de enseñar. Es una plantada de bandera frente al consumismo que alienta a descartar y volver a comprar al menor desperfecto, y un acto de amor hacia el medio ambiente y los propios poderes, potenciados en la colaboración. Cada objeto roto plantea un desafío único. Encontrar la solución justa para ese problema que se veía irreparable se parece mucho a enamorarse.

El Club de Reparadores debutó una tarde radiante de noviembre en Parque Lezama, con más de treinta reparaciones, de lustraspiradoras a hamacas. En enero llevó su magia al FabLab Bariloche, donde zapateros y esterilladores de vieja escuela interactuaron a lo Duchamp con cortadoras láser e impresoras 3D. Para este domingo, en su versión de cámara en el Matienzo, invitan románticamente a buscarle pareja a todas las medias solitarias, con la convicción de que con amor las diferencias se borran y de que siempre hay un roto para un descosido.

Atención panzas huecas de hambre, corazones con aujeritos, manos inquietas: nos están invitando a salir. Esa extravagancia de juntarnos, compartir la alegría del hacer y de paso ponerle un pequeño palito en la rueda a la cultura del descarte. No será mucho, pero es bastante más que quedarse en casa mirando en la tele películas de San Valentín.

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