Ciudades para compartir: activando los comunes urbanos (con relatos)
Sharing Cities. Activating the urban commons -Ciudades para compartir. Activando los comunes urbanos- es un libro escrito colectivamente por 45 colaboradores de cinco continentes del mundo, y editado por la revista digital y núcleo de colaboración Shareable. Contiene 69 casos de estudio y 68 modelos de políticas públicas sobre comunes urbanos, organizados en once categorías: vivienda, movilidad, alimentos, trabajo, energía, tierra, basura, agua, tecnología, finanzas y gobernanza. Los casos fueron tomados de unas 70 ciudades distribuidas en el globo, de Portland a Wellington de y Seúl a Buenos Aires.
¿Qué son los comunes urbanos?
Se habla de urban commons o «comunes urbanos» pensando en las ciudades como recursos comunes compartidos por los ciudadanos. Según David Bollier, autor de Pensar desde los comunes, un común -o bien común, o procomún- es un recurso compartido por una comunidad, con relativa independencia del mercado y el estado; pero también es el conjunto de reglas que la comunidad se da a sí misma para cuidarlo y compartirlo, y que permite su uso. Considerar a las ciudades como bienes comunes es pensar en sus espacios, sus riquezas culturales y sus infinitas posibilidades productivas, creativas y relacionales como nuestros espacios, riquezas y posibilidades. En definitiva, el enfoque de los comunes urbanos es una forma de reclamar la ciudad para -y por- las ciudadanas y ciudadanos.
«La importancia de los comunes urbanos para las ciudades de hoy es que sitúan como actores clave a las y los residentes -no los mercados, las tecnologías o los gobiernos, como las narrativas sugieren-, en un momento en que la gente se siente cada vez menos poderosa», dice en la introducción del libro Neal Gorenflo, fundador de Shareable. En América latina, como en el resto del mundo, el discurso de las «smart cities» o ciudades inteligentes es el que más ha permeado en los últimos años. En general, esta «inteligencia» se atribuye a la inclusión de tecnología, que suele usarse para tareas de control, de forma muy centralizada, donde la información queda en gobiernos o en grandes corporaciones. Poner el foco en los comunes es poner el foco en los humanos. Son nuestras ciudades.
Un caso de Buenos Aires: El Matienzo
Hay comunes urbanos literalmente en todo el mundo. Obviamente es imposible reseñarlos a todos: Sharing Cities recoge las experiencias con las que el equipo editorial entró en contacto, de manera física o virtual, a lo largo de siete años promoviendo la Sharing Cities Network (red de ciudades que comparten). Buenos Aires también tiene sus páginas en el libro, gracias a la visita de Neal Gorenflo en ocasión del primer Encuentro Comunes, en mayo de 2016.
El Club Cultural Matienzo, un importante espacio cultural y social manejado de manera colectiva, sede y socio de Comunes. Neal Gorenflo lo conoció al participar de las actividades del encuentro, y quedó muy impresionado; más aun cuando Juan Aranovich, uno de los fundadores, le contó la historia y el modelo de gobernanza del espacio, pensado como una usina cultural colaborativa.
El Matienzo está incluido en el capítulo de Trabajo, ya que se destaca que es manejado por sus trabajadores. «Tomando un rol activo en el desarrollo de las redes de activismo y colaboración locales y regionales, Matienzo es a la vez una plataforma para la acción de la comunidad y un movimiento para la transformación social, entendiendo el valor de la cultura como un proceso de construcción de identidad», dice la reseña. «El club ha compartido activamente su fórmula del éxito, contribuyendo al crecimiento del número de espacios culturales y ayudando a conectarlos entre sí para apoyarse mutuamente».
Del caso a la política pública
Lo interesante de la inmensa heterogeneidad de casos destacados por Sharing Cities es que muestran que es posible hacer las cosas de otra manera. «Esta colección demuestra que una ciudad manejada por la gente no solo es posible, sino que en gran medida ya está pasando», destaca Gorenflo en la introducción. Pero hay más que eso. No solo es un catálogo de soluciones pensadas desde las comunidades para las comunidades, cada una adaptada a su propia realidad; también suma un compendio de políticas públicas inspiradas en esos casos. Estas regulaciones, generalmente impulsadas -cuando no coescritas- por organizaciones ciudadanas, proveen un marco legal e institucional que ayuda a proteger y administrar los comunes. Son ejemplos de cómo la administración pública puede trabajar en conjunto con las comunidades para propiciar ciudades más vivibles, donde todos seamos más felices.
Hablemos de ciudades compartidas: presentación
El libro Sharing Cities está publicado bajo licencia Creative Commons; puede conseguirse gratis en PDF aquí. El único libro en papel lo tengo yo, gracias a que Tom Llewellyn, uno de sus editores, me lo dio en mano durante la última Cumbre Global de Creative Commons, en Toronto. Lo conseguí porque propuse presentarlo en Buenos Aires 🙂
Porque el libro, en realidad, es una excusa. El verdadero objetivo -del libro, de Shareable, de El plan C, de Comunes- es que nos juntemos a hablar de estas cosas. Que veamos, entre todos, cómo podemos encontrarle la vuelta a cada problema particular desde las comunidades, sin recurrir a soluciones mesiánicas de máquinas, empresas o políticos.
Así que, ¿quién se prende? Una oportunidad de diálogo será el jueves 17, en el marco de la quinta Semana de la Economía Colaborativa: presentaremos el libro junto a Juan Aranovich, del Matienzo, y Tom Llewellyn, de Shareable, se nos unirá de manera remota. También vamos a aprovechar la juntada para otras presentaciones, en un 3×1: la del libro Comunes, economías de la colaboración, y la del próximo encuentro Comunes.
Toda esa red conectada de colaboraciones que van del diálogo a la acción y de la acción al texto y vuelta a empezar, desde las 18.30, en El Blanco, Gascón 1437. Gratis, por supuesto. Charlemos.