De gira: Córdoba empieza con co
Mara Provenzano, socia fundadora del laboratorio colaborativo NETI, hizo una expedición al mundo de la economía colaborativa en la ciudad de Córdoba. Encontró una comunidad de diseñadores por el comercio justo, tres espacios de coworking y muchas posibilidades.
En NETI todo sucede a máxima velocidad, el tiempo no alcanza y para hacerlo rendir hay que hacer dos cosas al mismo tiempo. Entonces aprovechando el “Tour de Charlas de Becas y Posgrado” para el Politenico di Milano, decidí pedirle ayuda a la Netier Celeste Liporace para explorar el mundo del coworking en Córdoba Capital.
Diseño sin intermediarios
En la charla, mientras compartía con el público conceptos y experiencias relativos a NETI, el coworking, la economía colaborativa, conocí a Paula Garello y Emiliano Zárate. Ellos integran el Grupo DIN (Diseñadores Independientes Nacionales), comunidad que decidió tomar el toro por las astas y se pronunció contra la “precariedad de cognitariado”. Cansados de protestar contra la arbitrariedad y desconocimiento de algunos empresarios, que “contratan diseño”, y las llamadas “tiendas de diseño”, que remarcan al 300% colocándole la “etiqueta-caro” al trabajo de los diseñadores independiente, quisieron buscar una solución. Sabiendo que no existe colegiatura, ni convenios que los unifique y proteja, se pusieron a trabajar en un proyecto colaborativo que les permitiera liberarse de ese yugo.
La protesta fue canalizada y así nació TiendaDIN, un concepto de tienda de diseño muy novedoso y financiada de manera colaborativa por sus usuarios. Al día siguiente nos reunimos con Mateo Ottonello y Gastón Vegas Michel (los socios fundadores ) y nos explicaron que la esencia del proyecto es que los diseñadores sean los protagonistas . A través de la “etiqueta doble”, los clientes van a poder conocer la historia del diseñador y la información del producto. En la tienda rigen las reglas del comercio justo: “No hay recargo del intermediario, la venta es directa entre el diseñador y el público; los clientes saben que están apoyando el crecimiento del diseño independiente, adquiriendo un producto de diseño a precio justo”. Tendrá una tienda física y también online, y ofrece múltiples servicios para usuarios y diseñadores. No queremos “spoilear” pero la palabra makerspace estuvo en el diálogo; eso lo dejamos para más adelante.
Espacios de trabajo compartido
Tres espacios bien diferenciados se distribuyen en toda la ciudad. En el centro está Coworking Cor, en Alta Córdoba El piso y Loop en Cerro de las Rosas.
Coworking Cor: ubicado en el piso 15 de una torre céntrica, con amplios ventanales para disfrutar el paisaje de la ciudad mientras hacés un break. El usuario tipo tiene una onda muy techy; pululan por allí programadores, diseñadores y trabajadores digitales en general. Cómodo, amplio y luminoso. El plus es la súper terraza donde hacen almuerzos al aire libre y animadas fiestas nocturnas.
El piso: es una comunidad de creadores con una fuerte impronta artística: las artes plásticas, el cine, la literatura y el diseño conviven en esta hermosa casona antigua. Respetando su morfología se delinearon 14 espacios que funcionales que estimulan el corworking. Muestras de arte y fotografía que van variando constantemente, aportan a la inspiración que todos necesitamos para trabajar. Sumando a la onda distendida del lugar un patio que se presta para un buen after office.
Loop Coworking: visitado por Celeste (y sí, se me agotó el tiempo en Córdoba), un chalet en pleno cerro que generalmente alberga eventos de coaching y donde el coworking recién está comenzando. Dirigido al público del cerro que no quiere viajar al centro para trabajar, intenta posicionarse entre los trabajadores freelancer. El diferencial es un hermoso jardín con pileta. Un chapuzón y a “corworkear” amigos.
Ya saben, si viajan a Córdoba y necesitan un espacio de coworking, los hay para todos los gustos. Y muy pronto la Tienda DIN, un espacio nacido de la cultura colaborativa y para la comunidad de diseño.
Es curioso ver cómo los brotes de la economía colaborativa van apareciendo en todas partes. En la “Docta” se viene gestando un cambio impulsado por una comunidad de jóvenes profesionales independientes que están materializando utopías en proyectos concretos. La protesta dio lugar a los sueños y la falta de recursos no fue un impedimento porque todo lo que necesitaban era la fuerza de su comunidad. Sumando hay que seguir sumando. ¿Y qué más haría falta? ¡Un makerspace, claro!