Navidad con espíritu colaborativo
¡A comprar que se acaba el mundo! Bienvenidos a la temporada más frenética del año. En todas partes, con y sin crisis, la navidad desata un festival de ansiedad y consumo. Los shoppings se llenan de gente que gasta lo que tiene y también lo que no, tarjetas de crédito mediante, en regalos, comida, bebida y pirotecnia.
Y a pesar de eso, o quizás por eso, esta es también la temporada alta de la tristeza, la depresión y los ataques de pánico. Las fiestas agudizan los nervios, los apurones, las peleas familiares, los problemas de organización -en tu casa, en la mía- y muchas veces, también las deudas. En Argentina, además, se combinan con el clásico caos de diciembre: ola de calor, cortes de luz, protestas y la sensación de vivir en un polvorín que se prende tan fácil como la estrella del arbolito.
El día después de las fiestas deja mugre, resaca, dolor de estómago, toneladas de basura -paquetes, envases, papeles, botellas, comida- y tarjetas en rojo por pagar. ¿Cómo sobrevivir a la temporada consumista? Algunas ideas para armar una navidad con espíritu colaborativo y sustentable:
- Regalá plantas. Están vivas y alegran cualquier lugar. Mucho mejor si son comestibles, como las aromáticas. Ideal hacerlas en casa a partir de gajos; se puede reciclar potes o latas como macetas. El grupo Gratiplantas las regala. Y los viveros tienen opciones más baratas que un ramo de flores.
- Regalá cosas hechas por vos. ¿Tejés? ¿Dibujás? ¿Sacás fotos? ¿Hacés dulces, conservas, galletitas? ¿Compilados musicales? Cada uno sabe cuáles son sus talentos. Los regalos artesanales siempre gustan más. Es cierto que toman tiempo, pero tampoco es necesario regalarle a tus 42 compañeros de oficina.
- Regalá cosas tuyas. Elegir un obsequio es delicado y personal. Muchas veces, en el apurón navideño, se termina comprando “cualquier cosa”, objetos que tienen como único atributo ser nuevos. ¿Por qué no cambiarlos por cosas usadas en buen estado, especialmente elegidas? Libros leídos solo una vez que sabés que van a ser apreciados; ese saco que le queda mejor a tu amiga que a vos… La idea es pasar el valor de “nuevo” a “bueno” y «especial».
- Regalá de gratiferia. Hay mucha gente dando ropa, libros y todo tipo de objetos usados en buen estado en las gratiferias físicas y virtuales. Lo que es viejo para uno es un nuevo tesoro para otro. Incluso podés conseguir piezas únicas.
- Intercambiá juguetes. Los chicos se aburren muy rápido de sus cosas; muchas veces las abandonan en muy buen estado. Un juguete apenas usado en un lindo paquete puede ser tan bueno -o mejor- que uno recién comprado. Y si podés intercambiarlo por algo que tus chicos ya hayan olvidado y pueda hacer feliz a otro, mucho mejor.
- Regalá experiencias. Casi todos tenemos demasiadas cosas ya. Si hasta hay empresas creadas para regalar cajas con cupones válidos por cenas, viajes o paseos, ¿por qué no hacerlo en casa?
- 2 + 6: Regalá experiencias hechas por vos. Una tarjeta que valga como cupón para cambiar por lo que sepas y quieras brindar: una cena casera, una clase, un corte de pelo…
- Regalá reciclado. Si no podés prescindir de un paquetito formalmente comprado, elegí objetos de diseño que reciclen. En la Feria de Consumo Responsable que funciona los domingos en Diagonal Sur, en el centro porteño, para elegir.
- Ponele onda (sustentable) a los paquetes. Abrir el regalo es casi la mitad de la diversión. ¿Por qué dar una bolsa si se puede dar una caja con lazo? La idea es reciclar papeles, telas, cajas y moños que podamos tener de navidades o cumpleaños anteriores. Y lo que sobreviva a navidad puede envolver los regalos de los reyes magos.
- Decorá reciclando. Si te gustan las guirnaldas y adornos navideños, podés hacerlos con papeles, telas y envases que ya tengas. Hay cientos de tutoriales en internet.
- Compartí las responsabilidades. Una obviedad: la única manera de reducir el estresazo de las fiestas es compartirlo. Si invitaste a tu casa y vas a cocinar, organizá quién lleva entradas, bebidas y postre. El que vaya con las manos vacías, que lave los platos. Y si te falta vajilla, mantel o sillas, en vez de salir a comprar a lo loco, pedí prestado a tus invitados.
- Comprá lo necesario. Nadie quiere quedarse corto de comida y bebida en pleno brindis. Pero tratá de hacer un cálculo realista, para evitar el derroche.
- Ofrecé ayuda. Si estás corto (o largo) de plata y te invitaron a comer, colaborá con tu trabajo: andá temprano, ayudá a cocinar, a limpiar o a ordenar. Es más valioso que una botella de vino.
- Comprá a productores. En estos días hay muchas ferias de productores y comercio justo (como la de la facultad de Agronomía o el Mercado Bonpland). No es más caro que el supermercado, porque no pagan publicidad, y el dinero va a quienes hicieron los alimentos y productos, sin intermediarios.
- Evitá la vajilla descartable. Lo “descartable” es un concepto del siglo XX que quedó obsoleto en el XXI. Nada es “descartable”, todo ocupa un lugar y conlleva un proceso, y las cosas de plástico que se usan una vez y se tiran tardan miles de años en descomponerse. Mejor lavar los platos. Si te aburre, pedí ayuda y convertilo en charla en la cocina.
- Compartí tu viaje. Manejar en Nochebuena y Nochevieja es complicado, a veces peligroso. También es difícil conseguir taxis. Tratá de coordinar con la gente con la que vas a festejar para viajar juntos. O elegí la bici.
- Evitá la pirotecnia. No es cuestión de ser colaborativo ni sustentable: es ser humano. Las mascotas sufren, y todos los años hay accidentes, a veces fatales. Mejor bailar.
- Repartí las sobras. La cuestión es evitar el desperdicio de comida. Las sobras para quien realmente vaya a comerlas: vos, tu familia, tus amigos, cualquiera que no esté por irse de vacaciones y dejarlas pudrirse en la heladera. Si estás aburrido de tus sobras podés intercambiarlas con el vecino. Y si no, tratá de acercárselas a quien las necesite.
- Separá la basura. Es inevitable terminar los festejos con una gran montaña de envases, botellas y papeles para el descarte. Tratá de separar los reciclables antes de llevarlos al contenedor. Mejor todavía si se los acercás a la cooperativa de recicladores más cercana.
- Aligerá tu carga. Es la temporada ideal para hacer limpieza y sacar todas las cosas que ya no estás usando. Podés ofrecerlas a tus parientes y amigos, a otros en redes de redistribución, donarlas o hasta venderlas. Vas a ganar lugar para lo nuevo.
Y siempre es buena idea cruzarse de vereda cuando se vea un shopping…
¿Qué otra cosa se les ocurre?
La imagen de la navidad zombi que está en la portada es un regalo de Ned Hickson, publicada originalmente en este post. ¡Gracias Ned! Y la del Papá Noel Capitalismo es un meme… si alguien conoce al autor, avise.