Lala Deheinzelin inauguró la Semana en Buenos Aires
La Semana de la economía colaborativa arrancó ayer domingo en toda América latina. Las primeras actividades fueron la presentación de una editorial colaborativa en Maceió y la del proyecto Direto da Roça, de estimulación de la agricultura familiar, en Piracicaba, Brasil. En Buenos Aires, el primer evento fue la Feria de Consumo Responsable de Diagonal Sur, que empezó cerca del mediodía. Y a las 17.30, la apertura oficial en Sr. Duncan, bello espacio cultural de Almagro, contó con una invitada de lujo: la especialista brasileña en economía creativa y colaborativa Lala Deheinzelin.
Lala impactó a los asistentes, que también eran de lujo. La escucharon e intercambiaron ideas Heloísa Primavera, autoridad continental en ecoeconomía; Inés Arribillaga, fundadora de Emprendedoras en Red; Cecilia Hecht, de la red de intercambios sin dinero Bioecon, entre muchos otros. Aquí un pequeño resumen de su charla, que se ampliará en el taller que brindará hoy y mañana en el Centro Metropolitano de Diseño, gratis.
El ciclo exponencial de la abundancia
Lala ha trabajado con organizaciones chicas y grandes, desde grupos de artistas hasta gobiernos u organismos de las Naciones Unidas. Describe su tarea como «buscar nuevos modelos y desarrollar herramientas». Con una simpatía desarmante, se definió: «Soy futurista, porque pienso en el futuro; sintetista, porque no analizo sino que sintetizo; y comista, porque me preocupa el cómo hacer las cosas».
Señaló que vivimos el pasaje de una era de escasez -bienes escasos a repartir, como la comida, el petróleo o cualquier cosa tangible- a una era de abundancia, de bienes intangibles infinitos que al consumirse no se agotan sino que se multiplican, como el conocimiento o cualquier elemento en soporte digital. «La abundancia marca el paso de lo lineal a lo exponencial», aseguró. «La estructura tradicional es lineal, pero los desafíos que enfrentamos son exponenciales. Por suerte, la tecnología cambia lo tangible lineal en exponencial». Y usó como ejemplo a la plataforma Airbnb, «que no construye nada, solo conecta mediante la tecnología ya creada excedentes ya existentes».
Presentó entonces su modelo para poder tomar en cuenta no solo los bienes tangibles sino tambén los intangibles: el modelo de economía 4D. «Con lentes 4D, vemos no solo las riquezas tangibles, como lo ambiental y lo financiero, sino también las intangibles, como lo social y lo cultural», explicó. Para buscar resultados que impliquen estas cuatro dimensiones, presentó el ciclo exponencial de la abundancia, que funciona a partir de la conexión, retroalimentación y visibilización de las 4D.
«Al igual que el petróleo, que solo vale si se lo encuentra y se lo puede extraer, nuestros tesoros intangibles, culturales y sociales, solo pueden generar calidad de vida si son visibles, accesibles y hay un proceso. Eso lo hacen las nuevas tecnologías», aseguró.
El modelo 4D permite fijar objetivos, presupuestar y medir resultados tomando en cuenta no sólo los números de ventas, sino el bienestar de las comunidades y su riqueza multidimensional. «Permite apropiarse del proceso de asignación de valor», especificó Lala, «y redefinir la prosperidad en 4D».
Finalmente, Lala llamó a la acción. «Hay que salir de la idealización. La excelencia es el horror, porque impide ver los avances diarios. Trabajamos con futuros deseables, pero desde el presente: con objetivos a resolver en una semana, un mes. En el hacer, todas las cosas se ajustan».
Todos los que participamos salimos del encuentro tremendamente inspirados. Por suerte, ¡la Semana de la economía colaborativa recién empieza! Hay más oportunidades para escuchar a Lala y pensar con ella: hoy lunes y mañana martes de 18 a 22, en el CMD, y el miércoles a las 10 un hang out sobre CoLabs 4D, que puede presenciarse en vivo en Njambre Buenos Aires o seguirse online. Y muchas más posibilidades de participar de las actividades de cambio que propone la Semana.
Yapa: ¡la presentación de Lala!
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Las primeras dos fotos son cortesía de Fernando Daguanno – Minka. La tercera, cortesía de Jorge Carcavallo. ¡Gracias!