Multiversidad: vivir la colaboración
Fernando Jeger, jefe de trabajos prácticos de la Cátedra Wolkowicz de Diseño Gráfico III de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires e integrante de La Usina Cultura y Akapacha, compartió con sus alumnos a una convivencia en la Multiversidad de Chascomús, un espacio pensado para experimentar la economía colaborativa.
Hace tiempo que venimos pensando, desde la Cátedra Wolkowicz de Diseño Gráfico de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, cómo promover en los alumnos no sólo conocimiento sino nuevas maneras de aprender. Cómo generar con ellos espacios de prácticas de aprendizaje vivenciales donde compartir desde la palabra y también desde los sentidos. Y donde este aprendizaje sea además un espacio colectivo y no individual.
La economía colaborativa propone justamente esto: entender que la abundancia en los procesos proviene de poner en juego recursos propios, conjugados con recursos de otros. Esta apertura a compartir y poner en común genera la abundancia. Porque entonces ya no es mi tiempo, mi saber, mis infraestructuras, mi experiencia, mi dinero, sino lo mío y lo de los otros, en pos de proyectos comunes. Y estos proyectos no necesariamente tienen que ser solidarios, comunitarios, sino también puede pensarse el ejercicio y la práctica profesional desde este enfoque. Se asume así el desafío de resolver, con recursos múltiples, desde una mirada interdisciplinaria, propuestas de diseño, por ejemplo.
Cuando en 2013 realizamos el Festival Internacional de Teatro y Títeres en la Ciudad de Chascomús, la campaña de comunicación fue abordada así. La pensamos como una campaña de diseño social porque sumamos a muchos actores para resolver qué y cómo comunicar el festival. Los recursos se multiplicaron, porque entonces ya no éramos un diseñador y una comunicadora, sino muchos comunicadores y diseñadores y fotógrafos y periodistas y alumnos de escuelas primarias, secundarias y terciarias, trabajando y activando una inteligencia colectiva.
Los recursos se multiplicaron, porque entonces ya no éramos un diseñador y una comunicadora, sino muchos comunicadores y diseñadores y fotógrafos y periodistas y alumnos de escuelas primarias, secundarias y terciarias, trabajando y activando una inteligencia colectiva.
Este año finalmente pudimos concretar una experiencia de esta mirada con la cátedra. Y propusimos las “Convivencias de Economía Colaborativa” con las cuatro comisiones, que reúnen un total de ochenta alumnos. Estas vivencias implican una inmersión en un sistema real de economía colaborativa, que tiene lugar en Chascomús, en la Multiversidad compuesta por dos campus: Akapacha y La Usina Cultura. Los chicos llegan y se encuentran con un equipo docente interdisciplinario de economistas, permacultores, comunicadores, diseñadores, artistas que proponen: espacios teóricos sobre economía colaborativa, experimentación con cocina natural, construcción en barro, teatro, clown, dinámicas grupales. Y todo esto para entender que un contenido específico puede partir de un proceso complejo y rico como éste. En este caso, toda esta inmersión y formación tiene una contraparte de ellos que es el diseño de 4 libros temáticos relacionados con la cocina, la construcción natural, el diseño y la producción orgánica. La vivencia los corre de eje y les propone otro enfoque para el trabajo: entenderse como un colectivo de personas con múltiples saberes que, puestos en juego juntos, generan una potencia muy superior y además un disfrute muy lindo. Como siempre dice Lala Deheinzelin, especialista en economía creativa, “es ponerse nuevos anteojos que nos permiten ver la abundancia que nos rodea, en términos de recursos sociales, culturales, ambientales, tecnológicos, financieros, y desde ahí activar”.
La Multiversidad no propone un modelo opuesto sino complementario al de la universidad formal. Lo “multi” es inclusivo, agrega nuevos modos de aprender, par a par, horizontal, transversal, poniendo en acto, experimentando, sumando y activando todos los sentidos.
En términos financieros, proponemos un modelo sustentable, que para cada alumno también sea un aprendizaje de cómo insertarse en el mercado laboral. Por otra parte, la Multiversidad de Chascomús queda abierta, como espacio de aprendizaje permanente, para cualquiera de ellos que quiera seguir aprendiendo.
Testimonios
En la experiencia participaron cuatro docentes y quince alumnos de la cátedra. Algunos testimonios:
Julia Prinzo: “Un fin de semana espectacular con un hermoso grupo de gente, donde un grupo de estudiantes se fusionó con un grupo de docentes, donde se generó una forma de enseñanza y aprendizaje diferente, y lo colectivo y cooperativo prevaleció por sobre las individualidades.
Nos liberamos de muchos mitos (al final, la comida vegana la rompe) y conocimos nuevas formas de encarar la vida, ya sea desde lo social, económico o alimenticio. Basándonos en la confianza, el respeto, la conciencia y la organización, y por sobre todo lo humano, se pueden lograr cosas muy grandes y enriquecer el alma de manera colectiva, dejando de lado esa individualidad y egoísmo que día a día nos consume de a poquito sin darnos cuenta.»
Lucía Maranzana: “La experiencia Multiversidad-Fadu fue para ir con 3 amigas y los compañeros de clase y volver con 15 amigos. Todos los ejercicios, teoría y juegos que aplicamos para aprender a trabajar en equipo me ayudaron a ver que lo ‘poco’ que uno puede ofrecer es mucho para otro y viceversa. Aprendimos a ver las cosas de otra manera.”
Belén Mosquera: «Fue una experiencia distinta, entre otras muchas cosas me hizo dar cuenta el potencial que tenemos en grupo. A través de actividades y dinámicas, logré ver que las cosas no funcionan si estamos separados, desperdiciamos miles de recursos que, si los ponemos en juego dentro de un grupo, en contacto con otros recursos, se potencian exponencialmente. Aprendí a que no hay que quedarse esperando a que algún día tengamos mucha plata y podamos emprender, sino que el momento es hoy, solo necesitamos estar en contacto con gente diversa. Desde la multitud y multiplicidad podemos hacer grandes cosas. Recursos que antes nos parecían pobres o no les dábamos importancia, se cargan de valor cuando los conectamos entre sí y los compartimos. Economía colaborativa es un concepto nuevo que me va a acompañar desde hoy en diferentes ámbitos de mi vida. En mi caso, como estudiante de la carrera de Diseño Gráfico de la UBA, lo pude trasladar y aprender así a trabajar en grupo, con mejores resultados.”
Lucía Manera: «Apenas volvimos, no pude dejar de comentar y compartir lo que charlamos, jugamos y aprendimos sobre economía, algo que yo creía, era bastante lejano del diseñador gráfico. Todos deberían poder vivenciar esta dinámica, porque es aplicable a cualquier institución, empresa u organización, para entender que cada uno es rico en todos los aspectos que lo conforman, pero es aún más rico si pone en conjunto sus saberes con el que trabaja a su lado. Creo que no hay mejor manera de aprender que jugando, y a nosotros se nos dio la oportunidad como alumnos de exprimir este espacio: no hablamos solo de números, abarcamos la temática desde otros aspectos, desde la ABUNDANCIA; abrimos la mente para dejar de pensar que el mundo se mueve sólo porque alguien pone precio a nuestras acciones. Entablamos un proyecto de diseño, estrategias de comunicación, de financiación, fuimos increíblemente ricos en ideas y propuestas, porque todos trabajamos colectivamente. Si ponemos en común nuestras experiencias, nuestros saberes, intereses y tiempos, dejamos de reconocernos como seres individuales en busca de algo… y nos transformamos en un grupo colectivo afín a lograr un mismo cometido, somos una máquina de engranajes que gira gracias a un impulso anterior. Agradezco la experiencia, el lugar, el trato, la comida. El que no conoce, que conozca. Y el que quiera ser parte, que sea… porque no hay como sentirse parte de algo.”
Yapa: cátedras de la Multiversidad
La Multiversidad de Chascomús se presenta como «un laboratorio para experimentar vivencias de formación libre, para probar otros modelos de vivir, interactuar, compartir conocimientos y saberes». Así, entre pares, se enseñan -y aprenden- experiencias de las siguientes ramas:
Agricultura
Alimentación
Artes escénicas, audiovisuales y visuales
Comunicación y diseño social
Construcción natural
Socioproducción
Economía colaborativa
Enlazamientos
Organización y gestión
Salud y bienestar