Tercera Disco Sopa porteña
La segunda Semana de la Economía Colaborativa cerró de la manera más deliciosa: con una disco sopa rica, calentita y musical. Fue el domingo 17 de mayo, en el mismo lugar donde se había celebrado la primera disco sopa porteña: la hermosa Pulpería Quilapán, ya completamente inaugurada. Con un cartel en plena calle Defensa se invitó a todos los vecinos y turistas a compartir este evento gastronómico y musical de protesta contra el derroche de alimentos: charla, participación, comida y música.
El trabajo de la disco sopa había empezado semanas antes, con la organización; jueves y viernes, los discosoperos -un grupo internacional que integra franceses, belgas, venezolanos y argentinos- habían recolectado por distintas verdulerías frutas y verduras que estaban a punto de ser descartadas por razones estéticas. El mismo domingo se organizaron en el primer patio de la pulpería estaciones de lavado, pelado y cortado, y los voluntarios empezaron a cocinar al ritmo de la música.
Desde temprano, la gente de Artilugio Studio fue testigo la preparación de la disco sopa como parte de la filmación del documental sobre desperdicio de alimentos Manteca al techo, comida al tacho.
¿Ven la marmita de hierro que está a la izquierda? Abajo tiene un fuego alimentado a leña. Ahí se cocinó la primera sopa. Salió alrededor de la una, picante y calentita, mientras seguía el trabajo de recuperación de vegetales.
Trago caliente en mano, la fiesta se puso mejor y se multiplicaron los agentes difusores del mensaje antiderroche. Además de las dos variedades de sopa, hubo un gazpacho notable, una ensalada riquísima y estas berenjenas asadas al disco, que después esperaron su destino sobre un aljibe del siglo XVIII. No duraron mucho.
Liliana, licenciada en Nutrición e integrante de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria, amasó unos pancitos para acompañar la sopa y fue aclamada por la muchachada.
En eso empezó la música en vivo. A esa altura no paraba de pasar gente que disfrutaba la discosopa en varios idiomas. Tocaron varias bandas, entre ellos los Genios del Alma con su mezcla maravillosa de candombe y tango del siglo XXI.
A las tres empezó a salir el jugo de naranjas y la ensalada de frutas. Todavía quedaba sopa, y sol, y domingo, y nadie se quería ir. Contamos más de cien participantes. Lo mejor fue la enorme cantidad de gente que se interesó por el problema del derroche de alimentos: es fuerte tomar conciencia de que un tercio de la comida que se produce en el mundo se desperdicia. Muchos se comprometieron a participar en próximas disco sopas. El lugar estaba así:
¿Próxima disco sopa dijeron? Gregoire Fabre, el gran anfitrión que prestó la Pulpería para el evento, y Carlos Mateos, el campeón que se cargó la organización al hombro, no parecen estar muy dispuestos a seguir en esta foto. Pero es solo el cansancio circunstancial de las cinco de la tarde.
Disco Sopa Argentina sigue en marcha; podés sumarte en el grupo de Facebook. O armar tu propia fiesta: es un formato de código abierto, que solo tiene como reglas que el evento sea gratuito y sin logos ni presencia institucional o comercial de ninguna índole. Que florezcan mil disco sopas.